—con profundo agradecimiento a Carolina Depetris
Quiero oler a color de rosa
quiero ser suave y esponjosa
amada.
Quiero ser sostenida
dejar de llorar por dolores
—estos caducos dolores
quiero desaprender lo aprendido.
Quiero ser color de rosa
botar como pelota
quiero ser feliz,
acolchonada
botar, botar y botar
y ser vista
admirada
mientras boto, boto y boto.
Quiero que mi sonrisa gigante permanezca
al tiempo que subo y bajo
quiero que permee tu corazón endurecido
mostrando que soy tu gracia.
Quiero que olvides que soy niña
que soy una amenaza
la oscuridad de tu vida.
Te amo con tanta inmensidad.
¿En verdad no lo puedes ver?
El abismo que excavas
la distancia que tomas
mientras miras mis ojos
evadiendo mi sonrisa
endurece mi alma.
Me seduces con los puentes que pareces construir
empiezo a cruzar hacia ti
con brazos abiertos y ojos suplicantes
mi sonrisa gigante ahora un ceño inexpresivo
mis pasos rígidos
mis piernas duras.
Y al otro lado
me muestras tu sonrisa gigante
que es calco de la mía
porque provengo de ti
y me das una promesa de amor
en la que vuelvo a creer
para que quemes el puente
y yo vuelva a caer.
Mientras trato de escalar las rocas de ese abismo negro, llegas en tu alfombra voladora y de nuevo me rescatas. Vuelves a ponerme de pie en la misma orilla. Me besas con ternura, sujetas mi rostro entre tus manos y regreso a ser una pelota, esa pelota que es de color de rosa y sonrisa gigante. Y te quiero tragar entera, meterte dentro de mi ser esponjoso para cuidarte, protegerte y enseñarte a botar. Luchas por salir de mi masa protectora, vuelas hacia la otra orilla.
La historia se repite.
Estoy cansada, asustada
no quiero más jugar tu juego
crezco y temo no encontrar fin al río de dolor que se ha formado dentro
porque cuando las aguas se agitan una y otra vez en esa energía vergonzosa de odio
la perfecta pelota que soy
pierde forma.
¿Por qué no me amas si yo te amo con tanta inmensidad?
¿En verdad no lo puedes ver?
P. Rivera
Sorpresa grata esta crónica…gracias!
Hermosa imagen de crónica!