
El arte del olvido
El arte del olvido sólo existe
desde la libertad.
Para olvidar se necesita haber tocado,
haberle roto los bordes al derrame que permaneció contenido.
Se debe haber sido rosa y sahuaro,
granizo y duna, amor y nadie.
Haber atado la lengua
con bosques derruidos en la garganta,
y saber que los dedos perecen
al explorar laberintos en el silencio.
El arte del olvido dibuja presentes imaginarios
y engalana con verdades siniestras.
Olvidar es la madre de las artes de la supervivencia.
Alabado aquel que elige lo que olvida,
y eleva nuevas torres,
y engendra voces distintas,
y mira lo de siempre,
convencido de que es lo que nunca antes.
Quien domina este arte
se convierte en sabio.
Señor de sus comarcas
vencedor de batallas luminosas,
dueño de amores merecidos,
regalo de abrazos y lunas.
Ser olvido que respira, que penetra,
que preña y germina…
Rosana Curiel Defosé
